Poirot recibe la carta de un caballero. Más tarde recibe un telegrama, rogándole que acuda a su casa. Toma el tren, y llega antes de la cena. El dueño de la casa no aparece, y todos se alarman; la puerta del despacho está cerrada. La echan abajo y encuentran al hombre muerto, con un tiro en la cabeza.
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martes, 31 de agosto de 2010
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